Los precios del alquiler y la morosidad

La economía española ha mejorado durante los últimos años de manera notable, tanto es así que ya a penas nos acordamos del período de crisis económica sufrida hace 10 años por culpa de la burbuja inmobiliaria.

No obstante, a pesar de que la crisis queda muy lejos de nuestra memoria, también debemos admitir que el panorama económico que se vislumbra a corto y medio plazo no es algo muy prometedor.

La demanda del alquiler sigue aumentando

En referencia a los alquileres de viviendas, hemos visto como el precio medio por vivienda se ha disparado en prácticamente todas las provincias españolas. La gente tiene bien aprendida la lección de la crisis y siente el miedo o la aversión a la compra de viviendas, provocando de esta manera que la demanda de alquiler supere con creces a la oferta.

Si la demanda sigue creciendo, los precios aumentarán y las personas que buscan alquilar sus casas podrán ofertar un precio mucho más alto que la coherencia nos indica.

Ciudades como Barcelona, Madrid, Valencia o Alicante han registrado un aumento muy significativo en los precios del alquiler si los comparamos con unos años atrás. Además, durante los últimos años se han registrado más construcciones de obra nueva en zonas residenciales de nueva creación lo que supone que la oferta de compra aumentará en las principales provincias españolas.

Impago del alquiler de viviendas

La demanda del alquiler implica a su vez más problemas con los inquilinos. Los problemas entre inquilinos y propietarios son algo inevitable aunque se suelen solucionar. Sin embargo, los problemas con inquilinos morosos suelen ser los más difíciles de solucionar para los propietarios porque se alargan mucho en tiempo, impidiendo que el propietario pueda disponer de su casa de forma rápida.

La morosidad en el alquiler crece a medida que sigue aumentando la demanda por parte de los inquilinos, ya que ahora mismo España se divide entre personas que no quieren comprar viviendas por nada del mundo y aquellas que buscan sacar rentabilidad a sus inmuebles.

Los jóvenes deciden no comprar viviendas para no ahogarse en una hipoteca y tener libertad, lo que implica a veces trabajos inestables y problemas en el pago de las mensualidades del alquiler.

Los propietarios, antes de alquilar su vivienda a unos inquilinos, pueden consultar si estos están incluidos en la lista de morosos para así evitar problemas a medio o largo plazo con usuarios que tienen deudas. Esta herramienta junto a los fuertes requisitos que se imponen por medio de altas fianzas, nóminas y contratos de trabajo, hacen que los propietarios puedan respaldarse a la hora de elegir a sus inquilinos perfectos.

No obstante, a veces esto no es suficiente para evitar el impago del alquiler, propiciando así una ardua y dura batalla legal.