El verano trae consigo altas temperaturas y una exposición prolongada al sol, lo que puede ocasionar diversos problemas para los vehículos. Es importante ser conscientes de los efectos negativos que el calor y el sol pueden tener en nuestros coches, y tomar las precauciones necesarias para mantener su buen estado y rendimiento. A continuación, exploraremos los principales problemas que enfrentan los automóviles durante la época estival.
1. Sobrecalentamiento del motor: un riesgo latente
El calor extremo del verano puede ocasionar el sobrecalentamiento del motor, lo que puede resultar en daños costosos y averías inesperadas. Según expertos de la Asociación de Fabricantes de Automóviles (AFM), aproximadamente el 40% de las averías mecánicas durante el verano están relacionadas con problemas de refrigeración del motor.
Es fundamental asegurarse de que el sistema de enfriamiento del vehículo esté en óptimas condiciones, revisando regularmente el nivel de líquido refrigerante y verificando el correcto funcionamiento del radiador.
2. Deterioro de la pintura y acabado exterior
La exposición prolongada al sol puede afectar la pintura y el acabado exterior del coche. Los rayos ultravioleta (UV) pueden desvanecer y dañar el color de la pintura, además de provocar la aparición de manchas y pequeñas grietas en la superficie.
Para proteger la carrocería, se recomienda estacionar el vehículo en áreas sombreadas o utilizar cubiertas protectoras. Puedes conseguir una marquesina de aparcamiento y evitar este tipo de problemas gracias a empresas como parkings-castello.com
Asimismo, aplicar regularmente cera o productos de protección UV puede ayudar a mantener el brillo y la pintura.
3. Desgaste de los neumáticos y sistema de frenos
Las altas temperaturas del asfalto en verano pueden acelerar el desgaste de los neumáticos y comprometer la eficiencia del sistema de frenos. Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), el 20% de los accidentes de tráfico durante el verano están relacionados con problemas en los neumáticos y frenos.
Es fundamental revisar regularmente la presión y el estado de los neumáticos, así como verificar el nivel de desgaste de las pastillas y discos de freno. Un mantenimiento adecuado garantizará la seguridad en la carretera.
4. Degradación de los componentes internos
El calor intenso en el interior el coche puede afectar los componentes internos, como los plásticos, las tapicerías y los paneles de control. La exposición constante al sol puede hacer que los materiales se deformen, se agrieten o se decoloren.
Para proteger estos elementos, se recomienda utilizar fundas para los asientos, cortinas solares para las ventanas y aplicar productos acondicionadores para el interior del vehículo. Asimismo, estacionar en lugares sombreados o utilizar parasoles ayudará a reducir la temperatura en el interior del coche.
5. Fallos en el sistema eléctrico
El calor extremo puede generar fallos en el sistema eléctrico del automóvil. Las altas temperaturas pueden afectar la batería, reduciendo su rendimiento y vida útil. Según investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia, el 30% de las averías eléctricas en los vehículos durante el verano están relacionadas con problemas en la batería.
Es recomendable revisar la batería periódicamente, especialmente si tiene más de tres años de antigüedad, y asegurarse de que esté correctamente fijada y en buen estado.